Stand up para todos: el furor por este formato de comedia

Aquellos que miran de reojo todo lo que llega desde el norte de nuestro continente prefieren llamarlos monólogos de humor. Comedia de pie sería la traducción exacta de esta disciplina que pisa fuerte en el centro porteño. Lo cierto es que la oferta del Stand Up es cada vez más amplia y la cantidad de argentinos que lo practica y lo sigue creció notablemente en el último par de años.



Algunos lo sienten sólo como un hobby o una actividad complementaria y otros tantos lo encuentran, probablemente, como una forma de hacer catarsis.Sin embargo, el número de comediantes que se convierten en "profesionales del humor" y se dedican a esto aumenta con el correr de los meses. Hay lugar para todos. Desde salas multitudinarias y los tradicionales teatros de Calle Corrientes hasta sótanos o altillos escondidos para unos pocos espectadores.

Los memoriosos y fanáticos de las sitcoms estadounidenses, seguramente recuerden el suceso que significó la serie Seinfeld en los años 90. Podríamos decir que así empezó todo. Jerry Seinfeld trascendió fronteras rápidamente en aquel entonces. Bob Hope, Billy Cristal, Robin Williams, Jim Carrey, Louis C.K. o Ricky Gervais son algunos de los nombres que siguieron sus pasos y brillaron en muchísimos escenarios.

Formalmente, la llegada del género a nuestro país data de finales de los noventa y comienzos de la década del 2000. Unos cuantos humoristas se animaron a generar su propio espacio, subirse a escenarios en todo tipo de lugares y hasta a ejercer la docencia para los que querían sumarse a esta movida.

El notable crecimiento del stand up en los últimos años tiene como sustento fundamental el gran aporte de internet.

Las facilidades de acceso a nuevas expresiones culturales que permite la red hizo posible que estos monólogos lleguen a un público más numeroso. Sucedió así  también con el cine o con las series. Y es una retroalimentación constante. Una especie de circulo virtuoso (o vicioso) que, a mayor cantidad de espectadores, da lugar a una mayor cantidad de comediantes.

Todos los días de la semana, sobre todo por las noches, bares y teatros a lo largo y a lo ancho del país (con epicentro en la ciudad de Buenos Aires, claro) se prestan para albergar carcajadas a más no poder. Un micrófono, gente dispuesta a reirse y una persona parada frente a ellos con mucho ingenio para escribir material y talento para transmitirlo. Sólo eso se necesita para que el humor de este tipo siga creciendo.





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